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Wedding Planner para ciudadanos chinos

En CATALUÑA COEXISTEN ACTUALMENTE TRES GENERACIONES DE CHINOS, una comunidad que inició su proceso migratorio hacia este lado de la Mediterránea en la década de los 80. Sea qué sea el grado de integración y asunción de costumbres autóctonas, hay algunas cosas que se mantienen inalterables entre los chinos catalanes. Y uno de ellos es la gran importancia que conceden a los casamientos. Cómo explica la socióloga Amelia Sáiz, miembro del grupo de investigación Inter Asia de la Universitat Autònoma de Barcelona, con cada matrimonio no nace sólo una unidad familiar. La boda supone también la fundación de un nuevo activo económico: una nueva empresa familiar.

Durando casi dos años, el fotógrafo Raimon Solà documentó cómo son los casamientos de chinos en Cataluña. El resultado es un trabajo titulado Cuentos chinos, un extraordinario álbum de boda que funciona también como fascinante acercamiento a una comunidad que, a pesar de las décadas de convivencia, continúa siendo una grande desconocida entre los catalanes.

“Quise hacer el proyecto después de constatar los recelos y prejuicios hacia los chinos que detectaba incluso entre gente del mío cercando”, explica Solà, convencido de la responsabilidad del fotógrafo hacia su entorno. Los inicios no fueron sencillos. “Tardé cuatro meses a poder hacer la primera foto”, confirma. Una mediadora que trabaja con la comunidad china en Barcelona argumenta las trabas: “Los chinos son muy prudentes a la hora de expresarse públicamente porque sienten que representan toda la comunidad, y no quieren ser mal interpretados y perjudicarla”. Solà se ganó la confianza de varios fotógrafos chinos especializados en casamientos y los acompañó en unas jornadas de trabajo que suelen ser muy largas. Desde las sesiones previas a la boda hechas en estudio y en exteriores emblemáticos a los muchos pequeños rituales del día del casamiento que suelen alargarse desde la mañana hasta la madrugada.

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LAS COSTUMBRES DE ZHEIJIANG

“La cena normalmente empieza pasada la medianoche porque así los invitados pueden llegar a tiempo después de una de sus llarguíssimes jornadas de trabajo”, ilustra Solà. “Son banquetes de siete u ocho platos: consideran que para quedar bien con los invitados tiene que sobrar mucho comer”, continúa el fotógrafo. Una excepción al talante ahorrador de los chinos. Cómo corrobora Amelia Sáiz “para las familias, las bodas son una manera de mostrar su estatus”.  En este artículo veremos planifican las bodas con Wedding Planner. 

La China, no hay que decirlo, es un país enorme con una inmensa heterogeneidad. Por eso Sáiz puntualiza que sus investigaciones y sus conclusiones se circunscriben a los chinos originarios de las regiones de Cjingtian y Wenzhou, a la provincia de Zheijiang, de donde proceden la mayoría de los instalados en Cataluña. Sáiz indica que, para la gente de esta provincia, ascender en la escalera social quiere decir tener un negocio propio, de las medidas y el sector que sea. “Por eso el número de trabajadores autónomos chinos no para de crecer, incluso en tiempos de crisis”, explica la socióloga.

Para conseguir establecer su propia empresa, los chinos cuentan con todo el apoyo de la familia, nuclear y extensa, pero también prácticamente de todos sus coètnics, a pesar de que no estén emparentados. Y el casamiento tiene un gran pes en esta aventura económica. Todos los invitados harán un esfuerzo financiero para ayudar la nueva familia, la nueva empresa, de la que los novios serán a la vegada impulsores, responsables y mano de obra. Y si los regalos de boda no son suficientes para empezar el negocio, se recorrerá a los préstamos de la gente del entorno. La pareja matrimonial cuenta con el enorme “capital social”, como dice Sáiz, derivado de la solidaridad entre los chinos de Zheijiang. Así podrán asumir un traspaso sin tener que pedir dinero en el banco.

Los chinos acostumbran a casarse temprano y a tener hijos pronto. Con el tiempo, la descendencia será también mano de obra fundamental para la buena marcha del negocio. Pero antes habrá que pasar todo un proceso lleno de sacrificios y a menudo ligado a separaciones familiares. A pesar de que la tendencia empieza a cambiar, todavía son muchas las parejas que dejan sus bebés a cargo de los abuelos, en la China, para poder centrarse en el negocio. Hasta que llega la edad de la escolarización obligatoria, los niños no vuelven a Cataluña.

Raimon Solà dice que Cuentos chinos es un proyecto todavía abierto porque le gustaría continuarlo con las experiencias de estos niños devueltos y su proceso de adaptación a una vida nueva. Del mismo modo, el relato de la vida de la comunidad china en Cataluña se tiene que leer como una historia tejida de muchas historias que, además, van variando el final con el tiempo. Porque, como en cualquier familia, también hay hijos con aspiraciones diferentes de la de los padres, emprendedores que consiguen un expediente brillante en las mejores universidades catalanas y montan grandes imperios en sectores líderes, empresarios con olfato que hacen negocios aquí y en la China de manera simultánea. Y, a pesar de que tímidamente, también empiezan a formarse parejas mixtas, destinadas a cambiar la narración de estos cuentos chinos de bodas y negocios.

TRADICIÓN ORIENTAL E INFLUENCIAS OCCIDENTALES

Chen Qing Cai es uno de los fotógrafos especializados en bodas a los cuales Raimon Solà acompañó para elaborar su proyecto, que acompaña estas páginas. Chen explica que la tradición todavía tiene un gran pes en los rituales de casamiento chinos, diferentes según la región de procedencia de los novios. Pero el goteo de influencias occidentales es constante.

Por ejemplo, en la indumentaria. En su gran día, las novias lucen diferentes vestidos, y suelen escoger algún de blanco, a pesar de que en la China este color simboliza el luto. Chen, que a su estudio del barrio del Fuerte Pienc de Barcelona además de hacer fotos y vídeos también alquila vestidos de ceremonia, ofrece decenas de modelos occidentales. Pero también alquila muchos de rojos, un color de felicidad y buen augurio para los chinos.

También son rojos los sobres con dinero que los invitados depositan en una urna, para la máxima prosperidad de los novios, en su llegada al banquete. Un banquete que, excepto en casos contados, se celebra en una fecha cuidadosamente escogida por los expertos que proponen el día más favorable a la pareja. Hay cosas que no cambian, pero, puestos a hacer variaciones, a Chen le gustaría ampliar la cartera de clientes.

“La mayoría son chinos y nos gustaría tener de catalanes. Quizás piensan que estamos lejos culturalmente. Pero los chinos lo sabemos todo sobre los rituales de matrimonio locales”