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Locos por la tecnología

La compañía de efectos visuales Big Lazy Robot es una de las pocas que se ha atrevido a criticar la dependencia que tienen los usuarios de las últimas novedades del mundo tecnológico. Lo ha hecho con el cortometraje iDiots (2013) el cual no sólo hace una parodia de la obsesión consumista en cuanto a tecnología móvil, sino que también ironiza sobre la ya muy conocida obsolescencia programada.

idiots 2Interacción digita

El corto empieza con un episodio mucho al estilo de Apple cada vez que saca al mercado un nuevo iPhone: con una larga cola de compradores inquietos para tener a las manos su juguete. En este caso, pero, son unos robots rojos los que representan el comportamiento de la sociedad ante el consumo de tecnología.

El detalle curioso de esto rae en la carencia de interacción entre ellos. Ni se hablan, ni se miran, sólo esperan que llegue su turno para comprar el smartphone. Justo al contrario que una vez tienen en las manos el teléfono y se instalan alguna aplicación de mensajería instantánea. ¿Quien no ha enviado nunca una frase por WhatsApp a una persona que tenía delante? Este es uno de los clásicos que recoge el film.

Obsesión por las aplicaciones

Las apps tampoco se salvan. Instagram, Facebook, Telegram, Candy Crush… y podríamos seguir con la lista de éxitos, como también sería posible acabarlo de complementar con memes odiados y a la vez adorados como las fotos de gatitos a la red.

Pocos se sentirán identificados con la locura que viven los robots con el uso de las aplicaciones, cuando realmente ellos son un reflejo de los hábitos que hemos ido adquiriendo.

Obsolescencia programada

La felicidad de los robots con sus iDiot se acaba de golpe cuando otro robot gigante sale de la fábrica y estropea todos los teléfonos.

La compañía sabe cuando acaba la vida de sus terminales, por el que ya tiene preparado un modelo superior por el momento en que los antiguos dejen de funcionar. Así que dicho y hecho, a medida que el robot malo deja inutilizados los smartphones viejos, los robots vuelven a hacer cola ante el escaparate de la tienda para volver a iniciar el círculo.